Para Francisco, con mucho cariño. Hace ya algunos años que Francisco, mi compañero de departamento, me introdujo en el mundo del Feng Shui, y desde entonces lo practico en todos los aspectos de mi vida: en mi casa, en el trabajo, en el despacho, en el aula, en el coche, en el ordenador, en mi forma de vestir. Hablar de este tema con un no iniciado en este arte milenario suele despertar alguna que otra mirada escéptica de su parte, risita burlona, y esa cara de estar pensando ... “a la Reina se le ha ido la olla”. Y no lo culpo. Yo misma era la de la mirada escéptica no hace tanto tiempo. No voy a hacer un resumen de toda la teoría del Feng Shui, porque ocuparía más de un post, y además se puede encontrar muchísima información en la red. Si tuviésemos que resumirlo en una frase, diríamos que es la forma de colocar las cosas en un espacio para que la energía fluya sin obstáculos, con lo que los beneficios para los que habitan ese espacio son incontables. Voy a hacer una breve
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